Estas tácticas propagandísticas han sido utilizadas también en Irak, donde los militares pagaron sobornos a periódicos locales para publicar historias positivas y contrataron especialistas para orquestar el apoyo popular.
También en Venezuela
Documentos recientemente desclasificados del Departamento de Estado de Estados Unidos a través de la Ley de Acceso a la Información (FOIA, por sus siglas en inglés) evidenciaron más de 4 millones de dólares en financiamiento a medios y periodistas venezolanos durante los últimos dos años.

El Departamento de Estado censuró la mayoría de los nombres de las organizaciones y periodistas que recibieron estos fondos multimillonarios. No obstante, un documento de fecha julio 2008 dejó sin censura los nombres de las principales organizaciones venezolanas, encargadas de coordinar la distribución de los fondos y los proyectos del Departamento de Estado con los medios de comunicación privados y periodistas venezolanos.
La CIA: Propaganda y Desinformación
Estas manifestaciones de la influencia norteamericana en los medios de información han sido siempre tareas propias de la Central de Inteligencia de la Estados Unidos (CIA, por sus siglas en inglés) en los campos de la Propaganda y Desinformación, según el bestseller “The CIA and the Culto of Intelligency” (“La CIA y el Culto de la Inteligencia”), publicado en 1974 por Víctor Marchetti y John Marks, ex funcionarios de la entidad norteamericana.

La clasificación era a) la propaganda “blanca” que decía la verdad a sus audiencias; la b) “gris” que era una mezcla de verdades, medias verdades y ligeras distorsiones; y la c) “negra”, que era totalmente mentiras, aunque acompañada tímidamente de ciertas verdades y medias verdades.
La propaganda “negra” y la desinformación eran virtualmente indistinguibles. Ambas se referían a la difusión de información falsa con la finalidad de influir en la opinión y acción de la gente.
La mayor operación de propaganda de la CIA fueron la Radio Libre de Europa y la Radio Libertad, en 1950, con estudios en Munich, Alemania. Sus transmisiones eran dirigidas especialmente a los países de la órbita comunista.
Pero la acción de la CIA no se realizaba exclusivamente en el extranjero. También en los Estados Unidos mostraba diversas facetas.
En el libro se menciona el caso del diario comunista “The Daily Worker” de Nueva York que la CIA subvencionó indirectamente durante varios años, mediante la adquisición de miles de subscripciones. La Agencia tenía la esperanza de demostrar por este medio al pueblo norteamericano que la amenaza del comunismo era una verdad muy real.
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