En Colombia, un
usuario decidió someter a una operadora de celulares a la misma formalidad
incómoda que ellas acostumbran con sus
clientes. Ante una oferta, a la empleada le exigió detalles y traslados a otras
personas que terminaron con la colgada correspondiente de la vendedora.
Según el implacable colombiano él pagó con la misma moneda que normalmente nos
dan a nosotros los usuarios.
Sin duda, un ejemplo a seguir.
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