Primer acto de Giselle por el Ballet del Teatro Bolshoi de Moscú
El Día Internacional de la Danza fue establecido por la Unesco
en 1982, atendiendo a una iniciativa del Comité Internacional de Danza,
perteneciente al Instituto Internacional de Teatro
Para celebrar la danza, se eligió el 29 de abril, por ser el
natalicio de Jean-Georges Noverre, innovador y estudioso se este arte, maestro
y creador del ballet moderno.
La fecha se celebra como
una forma de atraer la atención sobre el arte de la danza. También se busca
reunir a todos aquellos que han elegido la danza como medio de expresión para
que, traspasando las barreras culturales, políticas y étnicas, celebren la
danza y su universalidad.
Cada año, la Unesco solicita a una personalidad reconocida de
este arte, que redacte un mensaje que después es difundido mundialmente.
Este año le correspondió ese honor al coreógrafo taiwanés Lin Hwai-Min, quien
estudió el movimiento de la ópera china en su país natal, danza moderna en
Nueva York y danza clásica en Japón y Corea.
Fundó la Cloud Gate Dance Theatre de Taiwán en 1973 y desde
entonces ha trabajado como director artístico. Un pionero de la danza de
renombre internacional, Lin recurre a menudo a los elementos de la cultura
tradicional asiática para su inspiración, la creación de obras con formas
innovadoras y de relevancia contemporánea.
El mensaje de Lin Hwai-Min es:
El Gran Prefacio del “Libro de las
Canciones”, una antología de poemas chinos que datan del siglo X al siglo VII
a.C., señala:
“Las
emociones se remueven y adoptan la forma de palabras.
Si las palabras no bastan, hablamos en suspiros.
Si los suspiros no bastan, las cantamos.
Si el canto no basta, inconscientemente
Bailan nuestras manos y marcan el compás nuestros pies”.
La danza es una poderosa expresión. Habla a
la tierra y al cielo. Habla de nuestra alegría, nuestro miedo, nuestros deseos.
La danza habla de lo intangible y, aun así, revela el estado de la mente de las
personas, y de su temperamento y carácter.
Como en muchas culturas del mundo, los
nativos de Taiwan bailan en círculo. Sus antepasados creían que los demonios
quedaban fuera de éste. Con las manos entrelazadas, se transmiten calor
mutuamente y se mueven en una pulsión común. La danza reúne a la gente.
Y la danza se produce en el filo de la
inexistencia. Los movimientos desaparecen en cuanto se producen. La danza sólo
existe en el instante. Es única. Es una metáfora de la vida misma.
En
esta era digital, las imágenes de los movimientos adoptan millones de formas.
Son fascinantes. Pero nunca podrán remplazar a la danza porque las imágenes no
respiran. La danza es una celebración de la vida.
Vamos, apaga la televisión, desconecta el
ordenador y ven a bailar. Exprésate a través de este instrumento elevado y
divino que es nuestro cuerpo. Ven a bailar y reúnete con otros en una pulsante
oleada. Atrapa ese precioso y pasajero instante. Ven a celebrar la vida por medio
de la danza.
Hoy las compañías y
escuelas de danza, organizaciones y particulares, llevan a cabo actividades
dirigidas a una audiencia fuera de su ámbito habitual. Es un día de fiesta que
celebran todos los países del mundo con espectáculos especialmente dedicados a
la danza a través de: clases abiertas, ensayos al aire libre, conferencias,
exposiciones, publicaciones en diarios y revistas, bailes populares, programas
en radio y TV, espectáculos callejeros, entre otros.
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