Una confirmación de que el periodismo no
comprometido e independiente, crítico de las gestiones públicas, no es grato
para los gobiernos, es lo que se aprecia
en Argentina.
Según un
artículo del blog Periodismo en las Américas, la presidenta Cristina Fernández viuda de Kirchner,
pidió crear una ley de ética pública para periodistas durante un discurso en la
empresa petrolera YPF (Yacimientos Petrolíferos Fiscales), denunciando que los
periodistas tenían “una campaña para perjudicar la imagen de la empresa” y se
refirió en especial a notas publicadas por el diario Clarín.
Según
reportaron Télam, Emol y Clarín, Kirchner dijo que la sugerencia no es “para no
decir nada, al contrario, sino simplemente para manifestar si reciben dinero de
alguna empresa o si tienen alguna inclinación política", y que "los
periodistas deberían revelar los nombres de quienes les pagan", ya que
algunos periodistas "utilizan información privilegiada para ‘perjudicar’
al Gobierno”.
La
presidenta Kirchner señaló que no tenía la intención de presentar el proyecto
de ley ella misma, sino que quería que las entidades periodísticas impulsen una
ley de ética pública para periodistas, informó el diario La Nación.
Como se
sabe, el gobierno de la presidenta Kirchner mantiene una tensa relación con la
prensa en Argentina. Su gobierno ha sido acusado de ser arbitrario e
intolerante, de castigar a los medios críticos de su gobierno y de impedir que
exista libertad de expresión en el país, entre otras cosas. Incluso,
recientemente, Kirchner le prohibió a un canal que un periodista de Clarín
participe en un programa de noticias.
El Gobierno presentó un informe para acusar a los dos periódicos, junto a La Razón, de haber comprado de forma ilegal durante la dictadura militar (1976-1983) las acciones de Papel Prensa, el mayor fabricante de papel para diarios del país. Clarín es su accionista mayoritario, con el 49%, mientras que el Estado tiene el 27,46%, y La Nación, el 22,4%. El Gobierno pretendía demostrar que existen "pruebas irrefutables de la complicidad que existió entre la dictadura militar y los dueños de los diarios Clarín, La Nación y La Razón en el momento en que se produjo el traspaso de las acciones de Papel Prensa".
En un comunicado conjunto, Clarín y La Nación denunciaron las acusaciones del Gobierno como "una historia inventada", y que lo que pretendía el Gobierno era dominar la fábrica de papel prensa, que abastece a unos 170 diarios en todo el país, para así controlar la información.
La Cámara
Nacional de Apelaciones dictaminó que no
había sustento para permitir la intervención judicial en Papel Prensa como pretendía el Ejecutivo.
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