La acuñación
de una moneda de platino, por mil millones de dólares (unos 765.000 millones de
euros), podría permitir al Gobierno de Estados Unidos conseguir un aumento del
techo de endeudamiento, sin pasar por el Congreso, una triquiñuela inédita pero
que cada vez más expertos en este país consideran viable.
El último en
dar credibilidad a esta curiosa alternativa, para evitar la amenaza de la
suspensión de pagos, fue esta semana Jerrold Nadler, congresista demócrata,
para quien la idea "suena estúpida, pero es absolutamente legal".
"Cuando
te chantajean con destruir la economía nacional, tienes que considerar
alternativas", indicó el congresista, en referencia a la amenaza de la
oposición republicana de no autorizar el aumento del techo de endeudamiento, si
el Gobierno no introduce recortes drásticos en los gastos federales.
La vía
normal para el presidente Barack Obama sería buscar un acuerdo con los
republicanos, que tienen la mayoría en la Cámara de Representantes, para
obtener la autorización del Congreso, algo que se presume muy complicado, sobre
todo después de los enfrentamientos provocados por la crisis del llamado
"precipicio fiscal".
La solución
de la moneda de platino comenzó a circular por internet en 2011 y cada vez más
economistas se apuntan a ella.
Según la
ley, el Tesoro puede acuñar una moneda de platino y asignarle el valor que
desee, algo que normalmente se limitaba a la producción de monedas para
coleccionistas de valores relativamente bajos.
Ahora, lo
que se propone es que el Tesoro acuñe una moneda, de mil millones de dólares
por ejemplo, la deposite en la Reserva Federal (el banco central de EEUU) y
respalde con ella la capacidad de endeudarse por esa cantidad, suficiente para
elevar virtualmente, de un golpe, el techo de la deuda nacional.
Estados
Unidos superó el 31 de diciembre el límite autorizado de deuda (más de 160 mil
millones de dólares), pero gracias a la ingeniería contable el Tesoro puede
retrasar un par de meses más la necesidad de aumentar ese techo y no declararse
en suspensión de pagos.
El Tesoro no
tiene la capacidad de imprimir dinero, algo que es potestad de la Reserva
Federal, pero el recurso legal a la "moneda de platino", por
caprichoso que parezca, podría evitar que se repitan los enconados debates en
el Legislativo del verano de 2011, que condujeron a la pérdida de la triple A
en la calificación de la deuda estadounidense por primera vez en la historia.
El Premio
Nobel Paul Krugman trató esta "peculiar excepción" el pasado
miércoles como una posibilidad real, con el argumento de que "vivimos en
un tiempo económico extraño, en el que las reglas normales ya no cuentan".
Ayer mismo,
la Casa Blanca publicó que había recibido una petición ciudadana para que se
cree una moneda de platino de mil millones de dólares, petición que ya ha
reunido casi 3.000 firmas de las 25.000 necesarias para que el Ejecutivo tenga
que pronunciarse al respecto.
La
justificación de los peticionarios es que la opción de la moneda de mil
millones de dólares "no es más absurda que la de jugar al fútbol político
con la economía estadounidense y la del mundo entero".
Los
problemas residen en el peligro que entraña crear un precedente saltándose
todos los procedimientos ordinarios, además de los efectos imprevisibles sobre
la inflación de esta "impresión" indirecta de dinero, aunque muchos
economistas no lo consideran un riesgo.
La
alternativa es que el presidente Barack Obama invoque la Decimocuarta Enmienda
de la Constitución que permite al mandatario utilizar su poder ejecutivo para
que "la validez de la deuda pública de Estados Unidos no sea
cuestionada".
La Casa
Blanca ha reiterado que no contempla recurrir a esta opción constitucional,
aunque algunos medios estadounidenses no la descartan del todo si las
negociaciones con los republicanos, que piden recortes a cambio de un acuerdo
sobre la deuda, vuelven a estancarse.
(Basado
en artículo de El Nuevo Día)
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