Cuando es frecuente observar actos descalificadores en el
deporte, especialmente en el fútbol, muy reconfortante resulta la actitud
protagonizada por un atleta español, en una
carrera a campo traviesa en
Navarra.
El atleta keniano, Abel Mutai, medalla de bronce de los
3.000 obstáculos hace cuatro meses en Londres, estaba a punto de ganar el cross,
cuando, al entrar en una pista donde
estaba la meta, creyó que ya había llegado , aflojó totalmente el paso y,
relajado, comenzó a saludar al público creyéndose vencedor. El que le venía detrás, el español Iván
Fernández Anaya, al ver que el keniano se equivocaba y se paraba una decena de
metros antes de la pancarta, no quiso aprovechar la ocasión para acelerar y
ganar. Se quedó a su espalda, y gesticulando para que la entendiera y casi
empujándolo, llevó al keniano hasta la meta, dejándolo pasar por delante.
Iván Fernández Anaya, un corredor de 24 años que está
considerado un atleta con mucho futuro (campeón de España de 5.000 metros en
categoría promesas hace dos años) afirmó al terminar la prueba: “No merecía
ganarlo. Hice lo que tenía que hacer. Él era el justo vencedor. Me sacaba una
distancia que ya no podía superar si no
se equivoca. Desde que vi que se paraba sabía que no iba a pasarle. Creo que es
mejor lo que he hecho que si hubiera ganado. Y esto es muy importante, porque
hoy en día, tal como están las cosas en todos los ambientes, en el fútbol, en
la sociedad, en la política, donde parece que todo vale, un gesto de honradez
va muy bien “
Martín Fitz, ex campeón de Europa y del mundo en maratón,
entrenador de Fernández comentó: “Fue un gesto de honradez muy bueno. Un gesto
de los que ya no se hacen. Mejor dicho, un gesto de los que nunca se han hecho.
Un gesto que yo mismo no habría tenido. Yo sí que me habría aprovechado para
ganar”.
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